
El colibrí está asociado históricamente y entre otras cosas, con la libertad de pensamiento. La libertad de pensamiento… divino tesoro.
A menudo llegan a mis oídos frases, comentarios, conversaciones que no me gustaría dejar pasar por alto, y seguro que a ti también te resultan familiares: “soy un desastre”, “nada me sale bien”, “a fulanito le han cogido para ese puesto, a mí nunca me van a coger”, “ a mí es que nunca me sale”, “ qué pelazo tiene fulanita, ojalá lo tuviera yo también”, “se me da fatal hacer eso”, “ claro, eso es suerte”, “ no soy capaz”… ¿las has escuchado alguna vez? ¿Las has dicho alguna vez?
Eso suponía. Todo ello es reflejo de varias cosas y habría que analizarlas una a una así como a las personas que las están diciendo, pero hay cosas en común: posiblemente haya una autoestima dañada, una constante comparación con los demás, una infravaloración de un@ mism@. ¿Será que no estamos atendiendo a lo que deberíamos de atender?
Todos esos límites están en tu cabeza, pero no han aparecido ahí por generación espontánea. Los hemos creado nosotros a partir de los demás. De los que los demás nos han dicho, o de lo que hemos aprendido indirectamente.
Si piensas un pelín, seguro que tienes muchos ejemplos que darme sobre barreras mentales. Seguro que en tu vida te has enfrentado y/o te sigues enfrentando a ellos. Cosas que quieres hacer pero “no puedes”, algún sueño “inalcanzable”, algún objetivo “demasiado difícil para ti” o algo que se te escapa porque “no es para gente como tú”… ¿Qué significa exactamente “gente como tú”? ¿Acaso las personas que consiguen las cosas lo hacen por arte de magia? ¿Acaso ha sido fácil? No creo. Nos estamos poniendo barreras y hoy quiero regalarte un aprendizaje valiosísimo. Un día cambió mi vida y espero que cambie la tuya.
Los límites eran verdes y se los comió una vaca. Ella concretamente.

En lugar de ver límites deberíamos ver retos. Es mucho más divertido.
La gente que no puede hacerlo (y que normalmente ni siquiera lo ha intentado jamás) te dirá que es imposible… y eso es pensar en pequeño, pero sobre todo, eso es falso.
Nadie debe decirte lo que eres o no capaz de hacer, salvo por motivos de pura física o biología: no puedes volar (aunque puedes ir en avión, en parapente o en helicóptero), no puedes respirar bajo el agua (pero puedes bucear con un equipo que te aporte oxígeno o hacer snorkel), tampoco puedes…. Tampoco puedes ¿qué? Vaya, se me ha desmontado el argumento. No importa la forma, no importa el tiempo, no importa nada. Si quieres algo ve a por ello, luego ya veremos cómo.
Lo que necesitas es identificar aquello que te frena, aquello que te está separando de lo que quieres, de quien quieres ser…no de lo que los demás quieren que seas.
El viaje hacia uno mismo es el viaje más largo, difícil y hermoso que vas a realizar en tu vida, te lo aseguro, y también es el más gratificante de todos. Tenemos familia, amigos, pareja, compañeros de trabajo… pero la persona que va a estar contigo toda la vida eres tú. Entonces, ¿no mereces escucharte?
Luego, cuando sepas lo que quieres, trazar un plan para conseguirlo. Da igual que tardes mucho o que sea complicado, si realmente lo quieres ve a por ello. Dicen que las cosas de las que te arrepientes son aquellas que no has intentado… Tienes que ser valiente.
Identifica aquello que quieres ser, hacer y tener. Mira aquello que eres, haces y tienes y averigua dónde está la diferencia. Lo demás es trabajo.
Todos tenemos algo que nos hace especial (normalmente más de una cosa) pero nos aferramos a ver lo que tienen los demás y estamos en una constante comparación. Y te digo una cosa, siempre va a haber personas más guapas, jóvenes, fuertes, delgadas, gordas, ricas, pobres, listas y torpes que tú. Siempre. Entonces, ¿dónde está el sentido de andar comparando?
Observa y valora aquello que tienes y ponlo donde debe estar. Una autoestima saludable es la base de todo. Nadie es más que nadie.
Te invito a que hagas un ejercicio: anota en un papel aquello que te dices a ti mismo. Anota en otro papel lo que le dices a los demás. ¿Ves alguna diferencia? ¿Le dirías a tu amigo que viene tras una ruptura o a tu amiga que viene tras un examen suspenso aquello que te dices a ti mismo o a ti misma? Esa es una buena medida del amor que le das a los demás y del amor que te das a ti, pero déjame decirte una cosa: para dar amor y poder ayudar a los demás, primero debes amarte a ti mismo o a ti misma. Ser compasivo, ayudarte cuando te caes, motivarte, quererte, tener paciencia… como haces con el resto de la gente.
Este artículo va dedicado a toda la gente que, como yo, ha antepuesto siempre el bienestar de los demás al suyo propio para que entiendan, como hice yo, que quererse a uno mismo no es un acto de egoísmo o de superioridad… qué va. Está muy lejos de eso. Se trata de darte valor como persona y luchar siempre por ser la mejor versión de ti, para que así, puedas ofrecer la mejor versión de ti a los demás. ¿Egoísmo? no. Es un acto de gratitud con la vida, por poder y saber aprovecharla lo mejor que se pueda porque hoy estamos aquí y mañana quién sabe.
Sé libre, sé tú mism@, olvida la aprobación externa y vive. Nadie va a vivir tu vida por ti, de la misma forma que cuando te llegue la hora, nadie va a morir por ti.
Sé como el colibrí y recuerda a la vaca cada vez que tengas miedo de hacer algo.
Os invito a la reflexión. Si queréis, podéis compartir conmigo vuestros resultados. Podéis dejarme aquí o en las redes sociales vuestros comentarios.
¡Feliz semana colibríes!


Como siempre impecable. Me encanta tu enfoque de las cosas. Un abrazo
¡Hola María José!
Gracias por tan amables palabras, me alegro de corazón que te guste.
Un abrazo.