Constantemente escuchamos, leemos y hablamos de la felicidad, pero… ¿Qué es la felicidad? ¿Es una meta? ¿Es un estado? ¿Es inmutable? ¿Es pasajero?
Parece ser que no tenemos muy claro cómo alcanzar la felicidad y si la única fuente de información que tenemos son las redes sociales y lo que nos venden por los diferentes medios de comunicación, igual tampoco vamos muy bien.
Un día soleado, pájaros cantando, toda la gente te sonríe y todo te sale bien… ¿es eso, entonces? … ¿o quizás la felicidad te llega al final? Cuando consigues acabar la carrera, o tener ese trabajo soñado, o esa pareja que te complemente… ¿es entonces ahí? Hemos estado creyendo toda la vida que sí. Que la felicidad se obtiene cuando consigues aquello que tanto anhelas o con lo que tanto has soñado o aquello que tanto necesitas, pero no es así. Eso significa que estamos continuamente esperando a que llegue algo mejor, aprendemos que lo que tenemos no es suficiente para ser feliz, aguardamos con ansia el momento en el que consigamos aquello que queremos y con ello, lo único que obtenemos es estar esperando de manera ilimitada a que pase algo bueno, a que llegue aquello que anhelamos. Eso hace el camino muy aburrido y difícil, ¿no crees?
La felicidad es un estado, no es permanente y no se consigue por el mero hecho de conseguir metas, porque conforme vamos viviendo, nos van surgiendo objetivos nuevos, y de esa forma siempre estamos en este estado engañoso de “cuando llegue, seré feliz”. Y no es real, porque cuando has llegado a uno de ellos, aún quedan muchos por conseguir y eso es infinito. Entonces… ¿para cuándo es la felicidad? En ese caso, la respuesta es NUNCA.

Pero no hay que preocuparse, hay una forma mejor y más sencilla de acceder a la tan ansiada felicidad. Os voy a contar un secreto… la felicidad es una actitud.
La felicidad está compuesta por pequeños momentos, por una visita a alguien que quieres, un examen que te ha salido bien, una llamada de tu madre, un cupcake, un resultado negativo en una prueba médica, una foto que te encuentras de cuando eras pequeño y rico, pero no lo sabías….
La felicidad es decidir levantarse con la decisión de que vamos a afrontar las cosas lo mejor que podamos, sean esas cosas como sean. Felicidad es tener un propósito. Es tener objetivos. Familia y amigos con los que compartir las cosas, buenas y malas. La felicidad es actitud.
El otro día leí una cosa que me gustó mucho y que hasta entonces, no lo había visto de manera tan clara y me animo a compartirlo con vosotros y vosotras:
”Si tuvieras 86400€ y alguien te quita 10€, ¿emplearías 86390€ en vengarte? ¿O simplemente lo aceptarías, aprenderías y vivirías tu vida? Tienes 86400 segundos cada día, no dejes que 10 de negatividad te arruinen el resto”.
Y vosotras y vosotros, ¿qué contestaríais? Exacto. Todos los días tenemos muchas oportunidades de enderezar el día, el mes o la vida, lo único que hay que hacer es tener la determinación de que queremos hacerlo. El resto es trabajo hasta que se convierta en un hábito.
Y tú, ¿qué vas a hacer con los 86400 segundos de mañana?

