Guardianes

Guardianes

¿A qué me refiero cuando hablo de guardianes? ¿A ángeles o a quién?

En estos días estamos viviendo situaciones muy atípicas en las que hay mezcla de muchas emociones, sentimientos y comportamientos como pueden ser el miedo, incertidumbre, ansiedad, estrés, aburrimiento, insomnio, rabietas, etc.

La semana pasada publiqué dos artículos para ayudar a pasar un poco mejor la cuarentena (si te apetece leerlos, te los dejo aquí y aquí), pero hoy me quería centrar en otro tema. Los guardianes.

Me apetece mucho hablar de este tema por varias razones.

La primera de ellas y la más importante, es que soy la hermana mayor, la primogénita, la primera, y eso ha construido en mí un papel de protección muy fuerte hacia mi familia en general y mis hermanos en particular. Estamos pasando por una situación familiar muy dolorosa y el coronavirus me tiene enclaustrada en casa, como a todos, y no puedo salir. Por ser población de riesgo me veo enjaulada en mi propia casa y ahora más que nunca, me apena el no poder ser presencialmente la guardiana de mis hermanos, de mi familia.

No podemos estar más de uno junto, hay que turnarse, no hay besos, no hay abrazos… ¿significa eso que no podemos darnos cariño? Afortunadamente no.

Llamadas, mensajes de texto, video llamadas… todas ellas son buenas herramientas de sustitución, que no es lo mismo que un abrazo, pero oye, menos da una piedra.

En segundo lugar, pienso en esas personas que tienen personas con discapacidad a su cargo y no descansan ni un segundo. Creedme, son héroes y heroínas.

Pienso en las personas que tienen niños pequeños, personas mayores a su cargo, ¡e incluso todo a la vez! Y es en todas ellas en quien pienso cuando hablo de la fortaleza humana.

Pienso en los médicos, médicas, enfermeros, enfermeras y todo el personal sanitario que está trabajando en estos días lo que no está en los escritos. En las personas trabajadoras de supermercados, camioneros y camioneras, personal de farmacias, etc. No me detengo a mencionar a todas y cada una de las personas que son un ejemplo de fortaleza porque no acabaría nunca.

Además, pienso en todas las personas que estamos en casa, que  estamos haciendo una labor gigantesca, y ahí es donde ves la grandeza del ser humano: gente que ofrece sus servicios y su ayuda para aliviar al resto y hacer más llevadero el aislamiento. Salimos a aplaudir, a dar las gracias, a cantar sevillanas, a tocar instrumentos, a hacer clases de ejercicio… incluso a jugar al bingo. Qué maravilla.

Así que todos ellos y ellas, todos nosotros y nosotras, somos guardianes en alguna medida. Para alguna persona. Para algún animal. Para nosotros mismos y nosotras mismas. ¿No os parece?

Gracias por cuidarnos, gracias por ayudarnos.

Este aislamiento acabará y saldremos reforzados. Saldremos apreciando el valor de la rutina, del beso de tu hermana, de la colleja de tu cuñado, de los hijos de tus amigos, el tomar un café al sol, una tapita en una calle abarrotada… el contacto humano.

Pensemos en eso, en los planes que vamos a hacer cuando todo esto termine. Pensemos en la cantidad de manualidades que se pueden hacer con los rollitos de papel higiénico (el que tenga). Pensemos en lo bonito de la vida, a veces imperceptible porque estamos todo el día corriendo para llegar a no sé dónde.

Espero animaros a ser guardianes de vuestra familia, de vuestras mascotas, de vuestros amigos y amigas, pero también de vuestros sueños, de vuestros anhelos, de vuestro tiempo. El tiempo es un regalo, aprovéchalo.

A mi familia quiero decirles, que no hay coronavirus que me detenga, ni confinamiento que me aísle. Físicamente sí, pero sólo eso. Estoy aquí, al otro lado de las pantallas, esperando con mi mejor cara para haceros una video llamada y ver las vuestras. Siempre seré vuestra guardiana.

A todos los que estamos pasando por momentos difíciles pensad… que todo pasa. Y esto también.

¡Ánimo guardianes!

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